La pandemia ha hecho que el teletrabajo se generalice, una práctica que los milenials suelen llevar bastante peor que los empleados más veteranos, y que les hace sentir en muchos casos desorientación, frustración o incomprensión respecto a lo que la empresa espera de ellos.
Las cifras son bastante sorprendentes. Un estudio de Abbyy, especializado en inteligencia digital, reveló a principios de febrero que “alrededor de dos tercios (61%) de los menores de 35 años declararon que los procesos puestos en marcha por sus empresas hacían que su trabajo fuera más pesado, mientras que solo el 36% de los mayores de 55 años tenían esta impresión”.
El estudio, realizado en noviembre entre más de 4.000 trabajadores de empresas de más de 50 empleados de Francia, Alemania, Estados Unidos y el Reino Unido, muestra que los milenials, pese a estar acostumbrados a los aparatos informáticos, consideran que la nueva forma de trabajar les hace perder tiempo (un 85% piensa así, frente al 20% de los mayores de 55 años).
“El desafío es más humano y de gestión que tecnológico”, explico Christophe Nguyen, psicólogo del trabajo. “Es un prejuicio afirmar que los jóvenes son ‘nativos digitales’, muy flexibles, independientes y que quieren trabajar de esta forma, que parece moderna”.
“Están cada vez más desorientados porque no han tenido tiempo de hacerse a la cultura de la empresa, de integrar sus códigos y los del oficio, de adquirir unas certezas que otros trabajadores más veteranos han podido trasladar al teletrabajo”, añadió.
Una dificultad todavía mayor para quienes descubrieron su empresa en plena pandemia, desde casa.
“Estamos un poco solos, vemos el trasiego de correos electrónicos de gente que no conocemos, una organización, términos y procedimientos que vamos descubriendo”, explicó Pauline, una jurista de 28 años, empleada en un laboratorio farmacéutico de París.
Realizó su periodo de prueba durante el primer confinamiento (la pasada primavera boreal) y “todavía considera que está asumiendo el puesto”. “Me pregunté: ‘si no me las arreglo, ¿hice bien dimitiendo de mi antiguo trabajo?’ Fue un periodo un poco inquietante”, admitió.