Estamos en el último día de la Semana Santa, festividad muy importante para miles de cristianos y católicos, pues se celebra el renacer de Jesús. Sin embargo, una de las características más destacables de este periodo son sus múltiples tradiciones, entre ellas, el entregar y recibir huevitos de chocolate.
Si no sabes de dónde viene esta divertida y deliciosa tradición, en esta nota te contamos.
EL ORIGEN DE LOS HUEVITOS DE PASCUA
Para entender esta vieja costumbre, debemos observar las antiguas culturas paganas. Ellas entendían el huevo como un símbolo de fertilidad, renacimiento y esperanza, pasando a formar parte de sus rituales para atraer la buena suerte.
Con la llegada del cristianismo, se adoptaron muchos de estos rituales y los huevos pasaron a relacionarse directamente con la resurrección de Cristo. Según las tradiciones cristianas, este representa el sepulcro de Jesús tras su resurrección.
Más adelante, durante la Edad Media, se desarrolló la costumbre de decorar este símbolo de la Pascua con símbolos cristianos. En países como Alemania y Austria, comenzaron a regalarse huevos y también se adoptó la tradición de esconderlos en jardines para que los niños los encontrasen, haciéndolos partícipes de esta celebración.
Ahora, en cuanto al conejo de Pascua, existe una popular leyenda que cuenta que un conejo estuvo presente cuando enterraron a Jesús en el sepulcro. Confundido, decidió quedarse para averiguar qué estaba sucediendo. Según esta leyenda, este conejo fue el único testigo de la resurrección de Cristo.
¿POR QUÉ SON DE CHOCOLATE?
Muchas personas creen que los huevos pasaron a ser de chocolate a medida que se fue asentando el capitalismo a nivel mundial. Las grandes compañías de dulces tomaron esta tradición y la transformaron en una fiesta dirigida sobre todo a los más pequeños, quienes disfrutan buscando y comiendo los huevitos de chocolate que trae el conejo de Pascua.